lunes, 14 de abril de 2014

Bitcoins


                La manera de adquirir bienes o servicios ha ido evolucionando a lo largo de la historia: en un principio, se utilizaba el trueque, el cual era un método poco práctico que estaba destinado a desaparecer, por lo que poco a poco fueron apareciendo materiales que eran usados como dinero. Entre estos materiales, los metales preciosos (oro, plata y bronce) fueron popularizándose por todo el mundo para su uso monetario debido a que tenían propiedades (divisibles, reconocibles, duraderos, escasos…) que  los hacían idóneos para tal fin. Sin embargo, llevar grandes cantidades de oro o cualquier otro metal de un lado a otro tampoco era práctico, por lo cual se empezaron a admitir pagarés (billetes) donde el emisor se comprometía  a cambiar ese billete por una determinada cantidad de oro. El siguiente paso evolutivo en esta historia del dinero es nuestra posición actual, donde los billetes no son convertibles y gran parte de la oferta monetaria no se compone de billetes y monedas físicos. Tras habernos acostumbrado a reconocer los dígitos de nuestra cuenta corriente como dinero real y tras haberse popularizado el uso de las tarjetas de crédito para realizar cualquier pago, el siguiente paso lógico en esta historia monetaria es la moneda virtual.

Por este motivo, no sorprende que se haya creado la moneda virtual llamada Bitcoin. Esta moneda fue creada en 2008 por una persona anónima (o personas, no se sabe) que se hace llamar Satoshi Nakamoto. El Bitcoin puede crearlo cualquier usuario a través de un proceso informático que llaman “minería”, en donde el usuario utiliza un software especial para resolver un algoritmo matemático a través del cual puede conseguir estas monedas. La cantidad de monedas  que existen o pueden llegarse a crear a través de este sistema es limitada y su coste de producción (tal y como pasó con el oro cuando podía servir como moneda) se ha igualado al valor de mercado de esta moneda.

El Bitcoin ha sido visto por muchos como la panacea monetaria, dado que era una moneda libre del control de cualquier Gobierno, y se ha ido popularizando de manera que ahora muchos comercios aceptan bitcoins como pago. Sin embargo ¿es razonable confiar en esta moneda? Desde mi punto de vista no me cabe duda de que en el futuro surgirán más monedas digitales y llegará un momento en el que no existan billetes ni monedas físicos, sin embargo, analizando esta moneda en concreto y en este preciso momento del tiempo y dejando a un lado el debate sobre si el Gobierno debería ejercer algún tipo de control o no en la Política Monetaria, yo no demandaría esta moneda ni como medio de  transacción, ni por precaución ni por especulación, los 3 famosos motivos que Keynes nos ofrece para justificar la demanda de dinero.  Para empezar, y centrándonos en el motivo especulación, hace falta ser un inversor muy arriesgado para invertir en una moneda que pasó en la segunda mitad del año 2013 de valer 98 dólares a más de mil, y que ahora vuelve a rondar los 400 USD (una gran ganancia para los que invirtieron en 2013, de acuerdo, pero extremadamente arriesgado invertir viendo los bandazos que te puede dar esa moneda en un solo día). Las razones por las que no demandaría esta moneda como motivo de transacción o precaución tienen que ver con el razonamiento anterior, a saber, una moneda para que funcione debe ser estable (vemos que no lo es) y lo más importante, debe generar confianza. Este sistema actual funciona porque de un papel que ha costado céntimos fabricar  yo me creo que tiene un valor de  500 euros porque así lo pone en el propio papel, es decir, tengo confianza en que ese papel vale lo que pone que vale. Las bitcoin a día de hoy, no me generan ninguna confianza, en primer lugar, por sus bruscos cambios de valor, y en segundo lugar, porque se ha asociado el uso de bitcoins con actividades fraudulentas (aunque contrariamente a lo que la gente cree, una factura en bitcoins también está obligada a facturar IVA, declarar a Hacienda etc etc, lo mismo que en euros) e ilegales, de modo que algunos países ya han puesto leyes para evitar su uso.

En resumen, aunque esta moneda en concreto ahora no me genere ninguna confianza (quizá sí en el futuro), es innegable el aumento de popularidad que ha tenido en su corto tiempo de vida. Las autoridades monetarias de cada país deben empezar a mirar hacia el futuro y  plantearse una moneda virtual como medio de pago, así como la legislación de cada país debe ir preparándose poco a poco para regular el uso de monedas virtuales.

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